La antijuridicidad es uno de los
elementos del delito, de modo que si una acción típica no es antijurídica no se
está ante un delito. La acción antijurídica es la que se opone al ordenamiento
jurídico considerado unitariamente.
El ordenamiento jurídico es un
conjunto de normas en el que existen mandatos, prohibiciones pero también
normas permisivas o autorizaciones, es decir, hay determinadas circunstancias
en las que se permite realizar una conducta típica que normalmente sería
constitutiva de delito.
De este elemento se deducen las
causas de justificación: consecuencias excepcionales en la que se permite la
realización de una acción típica.